Receta típica española por excelencia disfrutada a más no poder cada verano por su delicioso sabor, por su frescor, por la hidratación que proporciona y por ser un cóctel de vitaminas difícil de igualar.
Servida como entrante o acompañamiento de las comidas, me atrevo a decir que está presente casi a diario en los veranos de la mayoría de las casas españolas, en especial en el sur, de donde proviene. Yo lo disfruto muy a menudo y me sigue trayendo recuerdos de las vacaciones familiares en el pueblo de mi madre.
Además es de las pocas recetas crudiveganas españolas conocidas mundialmente (por no decir la única) así que no podía faltar su receta por aquí.
Ingredientes para 2-3 raciones
- 300g tomate maduro
- 100g pepino
- 100g pimiento rojo
- 50g pimiento verde
- 50g cebolla
- 20g aceite de oliva virgen extra
- 10g vinagre
- 200g agua fría / hielo (si tu batidora tritura hielo)
- 1 diente de ajo
- Pimienta
- Sal
Elaboración
- Pela los tomates (opcional para que no quede ningún trocito de piel si tu batidora no es muy potente), el pepino y la cebolla y pon en el vaso de la batidora.
- Añade los demás ingredientes, excepto el agua, y tritura muy bien hasta obtener una textura totalmente homogénea.
- Añade el agua o el hielo y sigue triturando hasta que quede bien mezclado.
- Deja enfriar en la nevera.
Sugerencia: para darle un toque crujiente puedes añadir trocitos de pimiento, pepino y picatostes.
Y vosotres, ¿lo hacéis cada día? ¿Conocéis alguna receta crudivegana tan famosa como el gazpacho?
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